Reproducción íntegra, de la carta enviada por el técnico al Diario de Avisos.
Rafael Sanz es el entrenador de la U.B.La Palma.
Se ha generado una polémica en torno a unas palabras que dije en la rueda de prensa posterior al partido que mi equipo jugó en León. Quiero clarificar varios aspectos al respecto, para este caso y sucesivos:
1.- Hablo en mi nombre y ni quiero, ni se debe, mezclar a mi club en todo esto. Yo he defendido a La Palma, perjudicándome a mí personalmente en varias ocasiones, pero concretamente en este asunto, dejo claro que ni ellos tienen nada que ver, ni yo quiero que lo tengan.
2.- A lo largo de mis 15 temporadas como entrenador, me he caracterizado por decir lo que pienso siempre. A veces, con unas formas poco cercanas a la diplomacia más pura, lo reconozco. Pero a nadie han perjudicado mis formas más que a mí, a nadie.
3.- Tras dos temporadas exitosas en Córdoba, salí tras un final polémico con el presidente. Apoyar a los jugadores en una causa en la que consideré justa mi ayuda al colectivo, fue el detonante. Ellos cobraron, y yo todavía estoy esperando. El hecho fue que el Club incumplió un acuerdo con los jugadores (no conmigo), yo los apoyé, y al final quedó que yo acabé peleado con el presidente. Pero la causa no lo podemos obviar, o no deberíamos.
4.- Auguro un final parecido en La Palma, son 5 años y mi intensidad desgasta mi imagen. Al final, quedará cualquier disputa y no los motivos de la misma o el trabajo realizado. Al tiempo.
5.- En otro ejemplo de poca diplomacia, está mi relación con el todavía mi agente, al que le expresé punto a punto todas mis desavenencias y mi disparidad de criterios en su forma de hacer. Nadie más perjudicado que yo desde entonces, nadie. Pero como me considero bastante consecuente con mis decisiones no he roto esa relación, es más, ni sé la causa, pero le sigo teniendo aprecio.
6.- En León, la mesa da un cambio de forma incorrecta al equipo local, no da nueva cuenta tras un tiro a canasta que toca el aro, hay cierta mofa ante mi expulsión, el acta se redacta irregularmente como le hice saber al árbitro correctamente, y yo soy el malo de la película por unas palabras que dije en la rueda de prensa.
7.- No soy diplomático, reconozco ser bastante vehemente cuando considero que llevo razón, pero lo que no tengo son dobleces. Soy así con los poderosos, con los que llevan el cotarro, con los que me pueden pasar factura, con los que me pueden ayudar, con los jugadores, con los árbitros, con los directivos, con la prensa, con mis ayudantes, con mi familia, con mis amigos, con todos.
8.- Si en León hay alguien que se siente ofendido, que me disculpe. Si nos vamos a quedar con mis palabras (en un momento caliente y tras sentirme ultrajado) y no vamos a poner remedio a algo que está mal enfocado y que necesita de un mayor rigor y control, pues habremos perdido el tiempo.
9.- Las formas no deben ocultar el fondo de las cosas. Tengamos mayor cintura. Mi arma es la palabra, no la mentira, la doblez, la venganza, la amenaza y otras artes que algunos practican con mejor estilo que yo, pero con unas intenciones poco saludables.
10.- Tengo la virtud, para otros el defecto, de no mirar a otro lado. Conozco este mundo de apariencias, caras amables y sonrisas falsas, pero yo quiero estar en él con mis principios, con mis virtudes y con mis defectos que intentaré mejorar. Pero no me pidan que cambie lo mejor que tengo, que es mi rectitud y mi honestidad. Lo peor, es mi boca que a veces se dispara, pero dispara palabras, no se asusten.
